| La libertad de expresión es la 
                                          libertad para expresar pensamientos 
                                          oideas. Por ello, es consecuencia de 
                                          la libertad de pensamiento y de la libertad 
                                          ideológica, que reivindican, 
                                          respectivamente, libertad para pensar 
                                          y libertad para tener ideas propias. 
                                          En la evolución de la humanidad, 
                                          la reivindicación política 
                                          de la libertad de pensamiento –porque 
                                          no dejan ni pensar- y de la libertad 
                                          ideológica precede de la reivindicación 
                                          de la libertad de expresión. 
                                          La libertad de pensamiento no es posible 
                                          si no existe previamente un pensamiento. 
                                          Tampoco cabe la libertad ideológica 
                                          si no existe previamente un conjunto 
                                          de ideas sobre el mundo y las cosas. 
                                          Pero libertad quiere decir poder escoger 
                                          entre las cosas diferentes. No hay libertad 
                                          cuando no se puede optar por un pensamiento 
                                          distinto al oficial.
 El 
                                          problema surge porque la lealtad al 
                                          pensamiento lleva a la acción 
                                          y de este modo la disidencia en el pensar 
                                          puede llevar a la desobediencia o a 
                                          la rebelión. El problema surge 
                                          claro está, para quienes están 
                                          en el poder. La imposición ideológica 
                                          o del pensamiento ha sido históricamente 
                                          la base del status imperante. Se 
                                          reprime el pensamiento disidente. Se 
                                          protege a los individuos contra si mismos, 
                                          es decir contra la tentación 
                                          de pensar. Se pretende habituarles a 
                                          la falsa seguridad que da el no pensar, 
                                          el vivir en la sociedad de pensamiento 
                                          uniforme, dejando que los que mandan 
                                          piensen por los demás (hoy televisión, 
                                          cadenas de prensa, etc. ...) Pero 
                                          la historia reseña que los regimenes 
                                          caen y el pensamiento y las ideas acaban 
                                          triunfando. Ni la cicuta sirvió 
                                          contra la filosofía de Sócrates, 
                                          ni la hoguera contra los descubrimientos 
                                          de Servet, ni la prisión contra 
                                          las sátiras de Quevedo, ni el 
                                          fusilamiento contra la obra de García 
                                          Lorca, ni el ninguneo contra el pensamiento 
                                          de Bergamin. Hoy 
                                          aquí existen gentes que no asumen 
                                          la mansedumbre del cordero de rebaño 
                                          que tiene su propia idea de la razón 
                                          y de la justicia. Que ejercitan a diario 
                                          el derecho de la persona a convertirse 
                                          en si misma y seguir siendo ella misma 
                                          frente a las técnicas manipuladores 
                                          de la personalidad y de la psicología 
                                          de masas empleadas desde el poder. La 
                                          libertad de palabra y de pensamiento 
                                          no es algo acabado. La libertad de expresión 
                                          y todas las libertades son una sóla 
                                          libertad: LA LIBERTAD con mayúsculas, 
                                          bandera subversiva hoy como ayer y como 
                                          mañana, utopía hacia la 
                                          que no podemos dejar de avanzar. La 
                                          libertad de expresión sólo 
                                          puede concebirse con un carácter 
                                          crítico y un contenido alternativo, 
                                          destinados a cambiar la sociedad. |